miércoles, 19 de abril de 2023

UN MENSAJE A MIS AMIGOS

    Hace tiempo que estoy pensando en compartir mi fe en las redes sociales, un poco más en profundidad, porque creo que es importante, ante lo que el mundo está viviendo y más aún, ante lo que tiene que venir. Lo que ocurre es que, vivimos en una sociedad, que le ha dado la espalda a todo lo que tenga que ver con Dios y no sé cómo hacer para que, al menos, puedas emplear un poco de tu tiempo en leer estas líneas. El entretenimiento masivo de las redes, hace que no nos detengamos mucho en pensar sobre las grandes cuestiones que siempre se ha planteado la humanidad.

    

Un pesimismo colectivo se está instaurando en el mundo ante la sucesión de desastres climáticos, pandemias, crisis económicas, guerras... Tal es así, que en fechas recientes, el Secretario General de las Naciones Unidas, declaró que la humanidad estaba "a un error de cálculo" de la aniquilación nuclear. En este sentido, me parece curioso (aunque un despilfarro), el anuncio promovido por el Gobierno de España, hace unos meses, que instaba a pensar en modo optimista hacia el futuro, hacia un mundo mejor, huyendo de las predicciones distópicas o catastrofistas.



    En verdad, los que compartimos esta fe de la que te voy a hablar, creemos que un mundo mejor vendrá en un futuro, un mundo donde morará la justicia, la misericordia y donde la naturaleza recuperará todo su esplendor, esa es la buena noticia. Pero -y esta es la mala- no todo el mundo va a poder vivir en esa tierra ideal,  y antes de ello, las cosas se van a poner muy feas. El ser humano se ha dedicado a destruir este bello planeta y ha llegado la hora de que pague las consecuencias. Además hay una continua rebelión hacia las leyes de Dios que  se encuentran escritas en la Biblia y de alguna forma también, en las conciencias de las personas. Y todos estos efectos del llamado "cambio climático", pandemias, guerras y crisis, ya estaban predichos hace mucho tiempo en dicho libro sagrado.

    Sí, hablo de Dios y de la Biblia, ¿de verdad crees que todo lo que vemos, es producto del azar? La complejidad del cuerpo humano, el ADN, la belleza de la naturaleza, los animales... todo a raíz de una explosión? Si lo piensas fríamente, sin los prejuicios de lo que te han enseñado, debes llegar a la conclusión más lógica: Hay un diseño inteligente detrás de todo lo que vemos. 




    Si piensas que todo lo que te rodea es producto del azar, creo que tienes bastante más fe que yo, te respeto y no creo que te interese lo que voy a decir. Pero, si en tu interior estás convencido de que tiene que haber alguien o algo detrás de toda esta compleja y bella existencia, tómate el tiempo de escucharme.

    Si hay un Diseñador Inteligente, que nos ha creado con conciencia, con una sensación de eternidad en nuestra mente, en el sentido de intuir que todo lo que vemos está hecho por alguien superior y de intuir, además, que no todo se acaba aquí tras la muerte, lo más lógico sería pensar, por un lado, que este Creador, quisiera de algún modo comunicarse con nosotros y, por otro, que nuestra existencia tuviera algún sentido.

   Yo te propongo que sí, que nuestra existencia tiene un sentido y que este Ser Superior, aparte de nuestra conciencia, nos ha dejado unas instrucciones escritas, una historia que no te puede dejar indiferente, te estoy hablando de La Biblia.



    Habrás oído hablar de ella, pero quizás pienses que se trata de un libro antiguo más, cargado de cuentos y leyendas. Pues no, no es un libro más. Fue escrito por unos 40 autores, a lo largo de 1500 años, en distintos continentes... y, a pesar de todo esto, mantiene un mensaje armonizado desde el principio hasta el final del libro.  Es especial, porque si lo lees sin prejuicios, verás como habla directamente a lo más profundo del alma humana. Además, como evidencia de que no es un libro común, contiene unas profecías cumplidas, tremendamente exactas, escritas cientos y miles de años antes de los sucesos por ella predichos. Están descritos por ejemplo, el auge y caída de los imperios más importantes de la antigüedad y acontecimientos insólitos que podemos ver en nuestros días, como la restauración del Estado de Israel. La Biblia predijo que el pueblo judío sería dispersado y perseguido por todo el mundo, pero que en "los tiempos del fin", sería restaurado en su propia tierra, y al cabo de dos mil años de dispersión y tras sufrir intentos masivos de aniquilamiento, ahí podemos ver al Estado de Israel, en su tierra ancestral. Este hecho no tiene precedentes, ningún pueblo derrotado, dispersado por veinte siglos ha tenido la posibilidad jamás de volver a ser nación.

    Pues bien, el mensaje es el siguiente: Este Ser Supremo creó todo lo que podemos ver, puso aliento de vida y conciencia de sí mismo en el hombre, lo hizo a su imagen y semejanza, puso "leyes" de justicia, misericordia y bondad en su conciencia, le dio la capacidad de tener comunión con El y le dio la responsabilidad de administrar esta bella tierra. Pero el hombre rompió esa comunión, y pervirtió su vida tanto consigo mismo como con sus semejantes y con el medio natural en el que habita, este hecho es definido en la Biblia como "pecado" y conlleva irremediablemente a la muerte.

    Como este Ser Eterno es puro, sin atisbo alguno de maldad, con una pureza que no podemos ni imaginar, esa comunión con los hombres quedó rota. Alguien dijo una vez que si asistiésemos a una reunión, en la que todos nuestros pensamientos fueran proyectados en una pantalla delante de todos, no quedaría una sola persona que no saliera corriendo de aquella sala avergonzado. Sin embargo, Dios diseñó un plan para poder restaurar esa relación. 

    De su propia esencia, mandó a quien las Escrituras llaman "su Hijo" -es conocido por el nombre de Jesús-, el único ser puro que ha pasado por esta tierra, quien proclamó un mensaje de arrepentimiento, de un cambio de dirección radical en el comportamiento del ser humano, explicó las buenas noticias de lo que El calificó como "Reino de los Cielos", que se había acercado a los hombres.

    Las normas de este "Reino" se basaban en el amor a Dios y al prójimo, la justicia, la misericordia, la verdad, la fidelidad son la base de sus leyes. Su mensaje iba acompañado de actos sobrenaturales, beneficiosos para la gente que era sanada de diversas enfermedades, El era y es pura Luz, por eso este mundo lleno de oscuridad chocó contra El y lo mató, al menos eso pensó.



    Tal y como estaba escrito 700 años antes de su muerte por un profeta llamado Isaías, esa muerte estaba previamente planificada por el Creador, en un acto de amor sin igual, y siendo la única forma de recuperar esa comunión con los hombres, sacrificó al único Justo, al único puro que ha pisado esta tierra. Pero al compartir la misma esencia de Dios, la tumba no pudo retenerlo, a los tres días resucitó y muchos testigos lo vieron. Por eso, desde entonces, incluso los que no creen datan la historia en antes o después de su nacimiento. 

    Todas las personas llevamos de fábrica "un vacío" en nuestro interior, producto de esa separación con Dios, algunos intentan llenar ese vacío con negocios, viajes, consumismo, otros con deportes, aficiones varias etc e incluso algunos entran en adicciones de distinta índole. Pero dice la Biblia que la única forma que tenemos para sentirnos "llenos", en paz y en comunión con este Ser Supremo, es creyendo en este Jesús del que te hablo, siguiendo su mensaje y por lo tanto realizando un cambio de rumbo radical, un arrepentimiento, reconociendo que somos pecadores y que solo por medio de Aquel que murió y resucitó es que podemos acercarnos a Dios. Si haces esto, El ha prometido entrar en tu vida, sanar tu mente y tu alma, darte una cosmovisión totalmente diferente y mucho mejor de lo que te rodea y prepararte un lugar para la vida venidera.

    Termino con unas palabras de la Biblia que resumen lo que te he escrito.

     "PORQUE DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO QUE HA DADO A SU HIJO UNIGÉNITO, PARA QUE TODO AQUEL QUE EN EL CREE NO SE PIERDA, MÁS TENGA VIDA  ETERNA." (Juan 3:16)

martes, 13 de julio de 2021

CRONOLOGÍA DE LA SEGUNDA VENIDA, CUANDO SUCEDERÁ EL RAPTO?

 


    Es uno de los asuntos que más discusiones ha provocado en las iglesias, el arrebatamiento de los creyentes, será antes, en medio o al final de la tribulación? Después de haber estudiado concienzudamente el tema, os escribo este artículo esperando arrojar luz sobre el mismo. Para ello, no voy a mirar lo que un hermano u otro han escrito sobre el tema, sino que me voy a basar en lo que el Maestro nos indicó.



     Cuando escribo estas líneas, el mundo se encuentra inmerso en una terrible crisis sanitaria y económica debido a la epidemia del COVID-19, la calamidad va de país en país, provocando el colapso de los servicios sanitarios y funerarios, ante el gran número de afectados (recuerda mucho a la profecía de Jeremías 25:32-34). En las últimás décadas, además, los desastres naturales atribuidos al cambio climático, han causado miles de víctimas mortales, ante la sucesión de incendios, inundaciones, terremotos, tsunamis, olas de calor, de frío... Hay que añadir también el terrorismo, guerras, hambrunas, las numerosas revueltas y enfrentamientos sociales por todo el planeta y la persecución .a veces física a veces a través de la manipulación de los medios-, que sufren los seguidores del Mesías. Tal es así que hoy escuché a un comentarista de radio decir "ya sólo falta que venga Gotzila y nos aplaste a todos". Porque la gente percibe, como que lo que está pasando "no es normal".

        Todos estos acontecimientos, estaban profetizados de antemano por el Señor, hace unos dos mil años. El los llamó "principio de dolores" y podemos verlos reflejados en Mateo 24, Lucas 21 y Marcos 13. Textos, que constituyen una verdadera cronología, de los sucesos que acaecerían desde su muerte y resurrección, hasta su segunda venida. Para estudiar esta cronología, primero vamos a analizar los textos de Mateo y Lucas, teniendo en cuenta, además, que algunas de las profecías allí descritas, son de doble cumplimiento, es decir, que como ocurre con otras muchas profecías bíblicas, tendrían un cumplimiento cercano a la primera estancia del Mesías en la tierra y otro lejano, en los albores de su segunda venida. En mi opinión, pues, la cronología de los acontecimientos sería la siguiente.

       1.-Destrucción del Templo y Jerusalén. 




     Dice Lucas :

"20 Pero cuando viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado.

21 Entonces los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no entren en ella.

22 Porque estos son días de retribución, para que se cumplan todas las cosas que están escritas.

23 Mas !!ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! porque habrá gran calamidad en la tierra, e ira sobre este pueblo.

24 Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan."

        Esta profecía del Maestro, tuvo un primer cumplimiento, entre los años 70 d.C.(destrucción del Templo y Jerusalén a manos de Tito, en la 1ª guerra Judeo-Romana) y 135 d-C. (dispersión de los judíos por todo el imperio por el emperador Adriano tras la 2ª Guerra Judeo-Romana).

         Es interesante observar, que los creyentes judeocristianos no sufrieron daño en la destrucción de Jerusalén, pues al recordar las palabras del Mesías, salieron de ella, cuando entendieron que iba a ser rodeada de ejércitos.

          Mateo, sin embargo, aunque empieza refiriéndose a este primer cumplimiento - "no quedará piedra sobre piedra" -, se centra en el segundo, cuando Jerusalén será rodeada y terriblemente atacada al final de los tiempos -como cuenta Zacarías-, después de la aparición del antimesías o anticristo.

15 Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda),16 entonces los que estén en Judea, huyan a los montes.17 El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa;18 y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa.19 Mas !!ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!20 Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo;[a]"


   2.- El engaño. 

Dice Lucas 21:8

Él entonces dijo: Mirad que no seáis engañados; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo, y: El tiempo está cerca. Mas no vayáis en pos de ellos.

 Durante las guerras judeo-romanas se levantaron varios personajes con ambiciones mesiánicas, el más importante fue el caudillo hebreo Bar kojbá, quien fue proclamado Mesías por el Rabino Akiva, durante la última guerra contra Roma. Ambos imaginaron que serían los que llevarían a cabo la restauración del reino de Israel, y muchos los siguieron, pero fueron asesinados y los judíos esparcidos por toda la tierra.

En el tiempo del fin, según nos cuenta Apocalipsis, también entrarán en la escena internacional un falso mesías y un falso profeta, que llevarán el engaño y la manipulación por bandera. A esto hace referencia el texto de Mateo 24, en su versículo 24.

Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.


3.-La persecución a los creyentes.




    Poco después de la muerte y resurrección del Mesías, los creyentes sufrieron distintos periodos de persecución, primero por los judíos y después por los romanos. Esto lo menciona el texto de Lucas en su versículo 12:

"Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante gobernadores por causa de mi nombre."

 Mateo 24, en sus versículos 9 y 10, hace referencia al segundo cumplimiento, justo antes de la 2 venida:

Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre.

10 Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán.

4.-GUERRAS Y DESASTRES.

      Igualmente, pocos años después de que el Mesías recorriera esta tierra, se produjeron varias guerras y revueltas entre el pueblo judío y Roma, que a la postre darían como resultado la desaparición de todo estado o administración judía como hemos hablado. Esto podemos verlo en Mateo 24:6. 

"Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin."

       Es decir, esas primeras guerras tendrían que suceder pero aún no sería el fin. Más cerca de este sucederían las cosas que vienen en los versículos siete y ocho:

"Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares.

Y todo esto será principio de dolores."

A lo que Lucas añade: "...y habrá terror y grandes señales del cielo."

    Estos acontecimientos ahí descritos son llamados "principio de dolores", lo que indica que el "parto" de la segunda venida, sí estará cercana cuando sucedan.




    Estos sucesos describen parte de la historia del último siglo; dos guerras mundiales, aumento de terremotos con miles de muertos, casi mil millones de personas que pasan hambre, epidemias asoladoras, el terror, el terrorismo internacional y las señales del cielo (sucesión de eclipses o lunas de sangre en fechas de festividades bíblicas).

    A la vez, podemos ver estas terribles situaciones, en Apocalipsis capítulo 6, que narra la apertura de los seis primeros sellos. Es decir, estos principios de dolores, al igual que sucede en un parto natural, irán subiendo en intensidad conforme el tiempo de su regreso se vaya acercando. Y en este sentido, un suceso provocará una "aceleración" de estas circunstancias.

5-EL ANTICRISTO




     Ese suceso será la aparición del hombre de pecado, del anticristo. Que vendrá con apariencia de paz en un primer momento, pero con un afán desmesurado por conquistar y someter a la humanidad. Apocalipsis 6:2 lo describe así:

    "Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer."

       Y Mateo 24 habla de él, en estos términos:

     "Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda),

16 entonces los que estén en Judea, huyan a los montes.

17 El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa;

18 y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa.

19 Mas !!ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!

20 Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo;[a]

21 porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.

22 Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados."

    Estos principios de dolores, ya avanzados tras la aparición del antimesías, son llamados "gran tribulación", que en Apocalipsis coincide con el tiempo de la apertura de los seis primeros sellos, descritos en el capítulo 6. Esta gran tribulación tendrá lugar hasta que los cielos sean "sacudidos" fuertemente, de tal manera que hasta "las estrellas" caerán del cielo y parezca que este se enrollará como un pergamino.

    Lucas lo dice así: 

"26 desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas."

    Mateo, de esta forma:

"29 E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas."



    Y el apóstol Juan, en Apocalipsis 6, lo narra de la siguiente manera:

    "y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento.

14 Y el cielo se desvaneció como un pergamino..."

    En mi opinión, se está definiendo una guerra o catástrofe nuclear, con misiles cayendo del cielo que provocan hongos nucleares en los que parece que el cielo "se enrolla", pero eso, una opinión personal.



     El caso es que este último suceso precede a lo que es llamado como "el día de la ira", en el que el juicio sobre la tierra será consumado. Pero antes de hablar de este tiempo, tienen lugar dos acontecimientos impresionantes, la segunda venida en gloria del Mesías y el rapto de los creyentes que serán arrebatados justo en su regreso.

   6-EL RAPTO Y LA SEGUNDA VENIDA.

         Es aquí donde el Maestro nos indica que sucede la reunión de los escogidos. Mateo lo describe de la siguiente manera:

" Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.

31 Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro."

     El Maestro lo dice claramente, cuando el venga, será visible para todo el mundo, y es en ese momento cuando el arrebatará a sus escogidos.

    Y Juan en el capítulo siete de Apocalipsis también menciona en este justo tiempo, antes de la apertura del séptimo sello que da inicio al tiempo de la ira, la multitud de los redimidos que han salido de la gran tribulación.



"Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos;

10 y clamaban a gran voz, diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.

11 Y todos los ángeles estaban en pie alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios,

12 diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.

13 Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido?

14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero."

    Así pues, si nos ceñimos a los textos, no podemos deducir que haya ningún tipo de rapto secreto antes de la segunda venida, o que haya una venida previa a la segunda venida. A veces, estamos tan influidos por lo que han dicho unos y otros estudiosos bíblicos sobre este tema, que nos olvidamos de prestar atención a lo que el mismo Mesías nos dijo.

     En mi opinión pues, los creyentes pasarán por el tiempo de la gran tribulación, pero serán arrebatados justo antes del tiempo de la ira, donde los juicios de Dios serán consumados, tras lo que el Rey Mesías establecerá el Reino de justicia aquí en la tierra.

    Sin embargo no debemos temer, pues El nos prometió lo siguiente en Apocalipsis 3:10

"Porque guardaste la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré a la hora de la prueba que ha de venir sobre todo el mundo habitado, para probar a los moradores de la tierra." RVA 2015

    Si crees que todo esto está muy bien, pero piensas que los creyentes siempre han pensado estar en o cerca de los tiempos finales, te digo dos argumentos para mostrarte, que, a diferencia de otras generaciones de creyentes, nosotros sí podemos afirmar que estamos en los últimos tiempos, aunque no sepamos la duración de ellos:

1.- Los profetas en la antigüedad, escribieron que en los postreros tiempos Israel sería reunida a su tierra (incluyendo el florecimiento del desierto, la restauración del idioma, la moneda....), Jeremías 30:2, Isaías 54:5-10, Ezequiel 36....

2.- Yeshúa aclaró que los judíos serían dispersados y que Jerusalén estaría bajo dominio gentil hasta que los tiempos de estos se cumplieran. Tal y como dice Lucas 21:24

"Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan."

    En 1948 Israel fue restaurada como nación en un solo día como predijo Isaías, y en 1967 Jerusalén dejó de estar bajo dominio gentil, lo que dio inicio al principio del fin del tiempo de los gentiles. Por lo tanto no, no esperamos la promesa como algo que ocurrirá en un futuro lejano, sino que esperamos la promesa viendo con nuestros ojos que las señales y los acontecimientos que preceden a la segunda venida están ocurriendo en nuestra generación. Y por lo tanto hoy más que nunca podemos decir "MARANATA".










31 Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo 

martes, 31 de diciembre de 2019

Escrituras y cuidado de la naturaleza. Cambio climático.

     La verdad, es que he tardado en hacerlo, pero al final me he convencido de que sí, de que el creyente debe reciclar, y no solo eso, sino también comprometerse con el bienestar animal y posicionarse contra la explotación desmedida de los recursos naturales. Y es que, como dice la Escritura, "La senda del justo es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto", y, aunque como todo creyente siempre me he gozado al ver las maravillas de la creación, ha sido a través del estudio de la Torah, cuando me he convencido de la necesidad de cuidar más comprometidamente de ella.

      En Génesis observamos como se le dio al ser humano la capacidad de someter a los animales, de sacar provecho del fruto de la tierra, pero también se le ordenó que la "guardase". (Génesis 2:15).

     Así en cuanto al cuidado de los animales, encontramos bastantes normas éticas en la Torah, por ejemplo:




-No pondrás bozal al buey que trilla. (Deut. 25:4)

    Aunque después Pablo utilizó este versículo para explicar que es justo que el obrero cobre por su trabajo, en el principio vemos como al Eterno le era desagradable que el animal que trabajaba duro ni siquiera pudiera llevarse un bocado.

-Seis días trabajarás, y al séptimo día reposarás, para que descanse tu buey y tu asno... (Éxodo 23:12).

    No sólo para el hombre estaba indicado el descanso.

-...No guisarás el cabrito en la leche de su madre. (Éxodo 23:19)

    No era aceptable delante de YHVH que se cocinara al animal en la leche de su madre.

    También en el libro del profeta Jonás, vemos como el Eterno tuvo compasión, no sólo de las personas de Nínive, sino también de los animales que en ella habitaban:

"¿ Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, Y MUCHOS ANIMALES?

    Así pues, a raíz de este conocimiento me he propuesto intentar consumir productos que no impliquen sufrimiento animal, por ejemplo, huevos de gallinas criados en cautividad o paté de patos engordados artificialmente a base de productos químicos, o comprar prendas compuestas por pieles de animales en peligro de extinción...

     En cuanto al cuidado de la tierra, también encontramos bastantes ejemplos en la Torah, empezando por el descanso sabático:



"...Seis años sembrarás tu tierra, y seis años podarás tu viña y recogerás sus frutos.
     Pero el séptimo año la tierra tendrá descanso, reposo para Jehová; no sembrarás tu tierra, ni podarás tu viña."  (Levítico 25:3-4).

    En la antigüedad, los imperios muchas veces, arrasaban la tierra que conquistaban quemándolo todo e incluso echaban sal en los campos para hacerlos infértiles. Sin embargo, los soldados israelitas tenían otro mandato:

     "Cuando sities a alguna ciudad, peleando contra ella muchos días para tomarla, no destruirás sus árboles metiendo hacha en ellos, porque de ellos podrás comer; y no los talarás, porque el árbol del campo no es hombre para venir contra ti en el sitio." Deuteronomio 20:19.

     También en cuanto a la belleza de la creación, encontramos muchísimo ejemplos, yo sólo voy a poner esta declaración de Yeshúa:

(la imagen es de un lirio israelí).




     "Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan ni hilan; pero os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de éstos." Lucas 12;27

     Yo conocía de estos textos, pero no me preocupaba en exceso porque pensaba (y pienso) que la suerte sobre la tierra ya está echada, pues todos estos efectos del cambio climático, que voy a enumerar ya estaban previstos en las Escrituras:

     Como resumen podemos decir que el cambio climático afecta a todas las regiones del mundo. Los casquetes polares se están fundiendo y el nivel del mar está subiendo. En algunas regiones, los fenómenos meteorológicos extremos y las inundaciones son cada vez más frecuentes, y en otras se registran olas de calor y sequías.




    Así en cuanto al ascenso del nivel del mar, encontramos este versículo en las escrituras, hablando de las copas de la ira de Dios en Apocalipsis 16:20:

"Y toda isla huyó...", "desapareció"dice  en otras versiones. Hoy día ya han desaparecido varias islas y en otros archipiélagos están haciendo planes para trasladar sus ciudades más al interior, debido al ascenso del mar.

     En cuanto a fenómenos meteorológicos extremos como los huracanes, tenemos la declaración del Maestro en Lucas 21:24 refiriéndose a los sucesos que ocurrirán antes de su venida:

   "...y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas."

     Y en relación a las olas de calor cada vez más frecuentes e intensas, vemos también en Apocalipsis 16:9 la siguiente declaración:

   " Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria."

      Entonces es verdad e inevitable el juicio del Eterno en estas cuestiones climáticas, causadas por la mano destructora del hombre tal y como dice Apocalipsis 11:18, en una profecía que atañe a nuestro tiempo pues antes del último siglo el hombre no tenía capacidad para destruir la tierra.

     "Y las naciones se enfurecieron, y vino tu ira y llegó el tiempo de juzgar a los muertos y de dar la recompensa a tus siervos los profetas, a los santos y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, Y DE DESTRUIR A LOS QUE DESTRUYEN LA TIERRA."

   Y leyendo este versículo creo que es preciso que no contribuyamos en lo que dependa de nosotros a esta destrucción, y que desde el principio el Creador valora el cuidado que hagamos de su creación, por lo que debemos actuar en consecuencia.

jueves, 20 de junio de 2019

Urias heteo. Un relato novelado. Fin



LA ENTRADA AL REINO



Vuelvo a recobrar la conciencia, esta vez la angustia desapareció, una gran paz se apodera de mi alma, sujeto la daga de mi padre con una mano y me toco los labios con la otra, pensando en el último beso que le di a mi amada esposa. Levanto y dirijo mi mirada hacia el montículo donde se encuentra el Arca, reluciente nuevamente, y mirándola, la luz cada vez se hace más y más intensa, ya no siento dolor sino una inmensa sensación de gozo y bienestar, y escucho estas palabras, las últimas de mi existencia sobre la tierra:

“Bien hecho mi siervo, tu honestidad y servicio tendrán su eco en la eternidad y tu nombre será reconocido para siempre como uno de los valientes de Israel. Entra al reposo de tu Señor”.


martes, 18 de junio de 2019

Urias heteo. Un relato novelado. Capitulos 18 al 22

CAPÍTULO 18.
REY SOBRE TODO ISRAEL


Esto fue de gran gozo para todo el pueblo, incluso entre los del norte, pues todos recordaban cómo era David el que guiaba a Israel a la victoria, en tiempos de Saúl.

Lo que empezó siendo una banda de desesperados, escondidos en la cueva Adulam, se había convertido, gracias al Eterno, en un poderoso ejército de miles de hombres, de todas las tribus de Israel, a las órdenes del hijo de Isaí.

Y para los que habíamos estado con él desde el principio de su huída, era un auténtico milagro el ver cómo el Creador nuestro Adonai, lo había guardado y bendecido, hasta darle el trono que le prometió por medio del profeta Samuel, cuando era un simple pastor, allá en Belén.

Al poco de ser coronado, se nos dio la orden de subir contra Yerushalaim, se rumoreaba en el campamento que el rey había tenido una especie de impresión, sueño o visión, de que dicha ciudad, debía ser la capital del reino, que estaba destinada a ser la capital eterna de la nación.

En ese momento los jebuseos habitaban en ella, la familia de Eliam los conocía bastante bien. Pues habían sido vecinos, ya que Gilo prácticamente linda con ella. Hasta ese momento, existía una especie de pacto de no agresión entre los hebreos y los jebuseos.

Como en otras ciudades cananeas, se cometían en ella actos deshonrosos, de prostitución ritual y hechos abominables como el sacrificio de niños ofrecidos a sus dioses. Se sentían muy seguros, dentro de sus murallas, debido a la posición elevada que tenía la ciudad, que por muchos años la había hecho inexpugnable.

Además de lo cual, tenían agua dentro de la población, pues por medio de unos túneles habían podido acceder a un manantial cercano, que se encontraba fuera de sus murallas.

Y fue ese el punto débil, por donde pudimos entrar. Eliam, Ahimelec y yo mismo tuvimos un papel principal en esta batalla, pues, aunque los jebuseos lo guardaban como un gran secreto, los habitantes de Gilo veíamos como, de vez en cuando, se tiraba agua en gran cantidad, desde una de las laderas de Yerushalaim.
Así que inspeccionamos por la zona, de forma discreta pero intensa, de noche, hasta que pudimos descubrir la entrada que daba acceso a la red de túneles que los jebuseos habían construido para acceder al agua.

Así, mientras el asedio arreciaba contra la ciudad, un grupo como de unos setenta hombres pudimos abrirnos paso por dichos túneles, hasta llegar dentro de la ciudad. Esperamos ocultos el momento propicio, cuando la mayoría de los defensores estuvieran ocupados defendiendo las murallas del asedio, para irrumpir con rapidez y abrir una de las puertas.

Eliam nos dirigía y a su señal emprendimos con decisión el camino hacia una de las puertas, Ahimelec estaba al frente de los veinte arqueros que nos proporcionarían fuego de cobertura y los demás nos dividimos entre los que portábamos espada y los más fuertes, que iban armados con hachas, por si fueran necesarias para abrir la brecha en la puerta.

No tardaron demasiado los centinelas en darse cuenta de la jugada, pero recibían el ataque de los arqueros y honderos de nuestro ejército por fuera y de Ahimelec y los suyos por dentro, por lo que pudimos llegar hasta una de las puertas y abrirla, no sin oposición, pues de los setenta, apenas treinta sobrevivimos. Nos entristeció mucho ver como caían nuestros valientes compañeros, pero gracias a esta acción, la ciudad sucumbió rápidamente. Una vez más el Creador le había concedido a nuestro rey una gran victoria.

Apenas conquistada la ciudad, el rey inició los preparativos para trasladar la corte a la fortaleza de la misma, los levitas y sacerdotes hablaban de que, no sólo se trasladaría la corte a Yerushalaim, sino lo que es más importante, sería el lugar elegido para establecer el Arca Sagrada.
Y allí nos trasladamos también los oficiales del rey. Encontramos unas dependencias estupendas, colindantes con el palacio real, que el rey nos cedió en reconocimiento por nuestra participación decisiva en la toma de la ciudad. Tenía un patio enorme, y lo primero que hizo Eliam es trasplantar varias higueras y viñas en él, como siempre habíamos tenido en nuestras anteriores moradas. Tenía, además, espaciosas habitaciones, con espacio de sobra para todos.

También el Eterno nos había bendecido materialmente, a la vez que bendecía al rey David. Que empezaba a ser respetado por los reyes alrededor, como Hiram de Tiro, del que recibió grandes presentes. Por lo tanto, teníamos abundancia de pan y no nos faltaba de nada.

Sin embargo, con Betsabé, había algo que no iba del todo bien, pues el Eterno no le ha concedido tener hijos, lo que empezaba a afligirla, ya que llevábamos unos cinco años casados y aún no teníamos descendencia. Yo intentaba consolarla, diciéndole que para mí lo más importante era ella.

Y era cierto, pues aunque me hacía mucha ilusión tener hijos, ni siquiera me planteé tener más mujeres, aunque ya tenía dicha posibilidad por mi posición, pues la amaba y la amo profundamente. Por lo cual yo le decía que lo mismo el problema estaba en mí y no en ella, pero en el mundo hebreo es una afrenta para una mujer no tener hijos, y Betsabé empezaba a preocuparse.

Aun con estos problemas, pienso que somos felices. Sin embargo, siempre he tenido la sensación de que yo la he querido más que ella a mí, aunque sé que me quiere mucho, y sufre por mí cuando salgo en campaña.

Y es que, aunque el Eterno había establecido a David en el reino, las batallas no cesarían, en mucho tiempo. En primer lugar, los príncipes de las cinco ciudades filisteas, recelosos del poderío que iba tomando David, organizaron dos sucesivas campañas contra nosotros, atacándonos con sus carros con armamento pesado y sus mejores soldados.
Sin embargo, nuestro ejército había mejorado mucho, trabajábamos bien el hierro, perfeccionamos los carros y nuestros honderos y arqueros hacían estragos. Pero, por encima de todo eso, es que nuestro Adonai iba con nosotros y nos ayudaba y daba la victoria por donde quiera que salíamos.

Así pues, los derrotamos dos veces consecutivamente, recuperando territorios y haciéndolos retroceder hasta sus ciudades.

Cuando el rey termino de establecerse en Yerushalaim, lo primero que quiso hacer es traer el Arca del Pacto, a la ciudad. Yo estaba muy ilusionado, había oído hablar tanto de ella…

Recibimos la orden de alistarnos, con nuestros mejores atuendos, esta vez no para el combate, sino porque el rey había organizado el traslado del objeto más sagrado.

Había cantores, el pueblo estaba expectante y todos nosotros en formación. Los mejores artesanos habían preparado un precioso carro para la ocasión, todo estaba dispuesto y yo me sentía muy feliz. Sin embargo, Eliam, que se encontraba a mi lado tenía el semblante serio y estaba preocupado.

-Algo no va bien en este asunto- me empezó a decir – de hecho, creo que se está haciendo todo mal- aseveró.

-¿De qué hablas Eliam?, si está todo muy bien preparado- le dije sorprendido.

-En la Torah, vienen establecidas una serie de normas para trasladar el Arca- me dijo – sólo los de la tribu de Leví pueden hacerlo, además deben de guardarse de ciertas cosas, santificarse…- proseguía diciendo, cuando la vimos aparecer.


CAPÍTULO 19
EL ARCA


Realmente, no había visto nada igual, ¡y eso que se adoraba a mil dioses allá en karkemisch!, los rayos del sol se reflejaban con fuerza en el oro puro de las alas de los querubines, apenas si podía mirar. Cuando la vi, me dio la sensación de estar viendo un trono, y así lo entendí, -¡es el trono de Yahweh!- exclamé. Ahora entendía las historias que me habían contado sobre ella.

-Así es, desde ella se ha manifestado poderosamente su poder- me dijo emocionado Eliam.

La gente estaba feliz, los músicos empezaban a entonar sus cánticos, todo parecía ir bien, sin embargo, pronto descubrimos que Eliam tenía razón en preocuparse.

Una de las ruedas del carro que portaba el Arca, pareció tropezar con una piedra que sobresalía en el sendero, e instintivamente, uno de los jóvenes que lo acompañaban, alargó su mano y la sujetó por precaución para que no cayera.

Murió de forma fulminante, fue tocarla y salir despedido, quedando totalmente rígido.

-¿Has visto Eliam? …ha caído…¿muerto?- pregunté, sobrecogido.

-Sí es estremecedor, lo siento por el muchacho… pero, las cosas no se estaban haciendo bien- me respondió con la misma cara de asombro que yo tenía.

Los músicos dejaron de tocar y todos callamos. Era evidente que lo que había pasado no era normal y un temor se apoderó de nuestros corazones, empezando por el del mismo rey que suspendió la marcha, ordenando se guardase el Arca, en casa de un tal Obed-edom.

Cuando volvimos a Yerushalaim, Eliam me explicó más en detalle muchas cosas en relación a cómo había de conducirse el Arca y como él presentía que algo así podía pasar.

También el rey tomó buena nota de ello, había intentado traerla rápidamente, de una forma que él estimaba era correcta, pero se equivocó y así lo reconoció.

El Eterno bendijo la casa de Obed-edom los tres meses que estuvo allí. Tiempo que el rey usó para ultimar los preparativos del que sería su segundo y definitivo intento de trasladar el Arca, y ¡vaya si esta vez lo preparó bien!

En esta ocasión fueron movilizados cientos de levitas, vestidos de lino fino, blanco. Se habían purificado previamente, seleccionándose músicos expertos, de entre ellos, que tocaban toda clase de arpas y salterios resonantes. Además había más de cien, que hacían sonar los shofar especialmente labrados a partir de cuernos de antílopes y cabras salvajes. Realmente, ponía la piel de gallina, escucharlos a todos al unísono.

El Arca venía portada en los hombros de los levitas, mediante las varas cubiertas de oro, para tal fin. Pero creo que lo que más me sorprendió fue ver al rey, vestido como un sacerdote más, danzando con toda su fuerza delante del Arca y de todo el pueblo. Lo que agradó grandemente a todos.

Se ofrecieron holocaustos al entrar en Yerushalaim, colocándose el Arca, seguidamente, en una espectacular tienda, diseñada para tal fin. Y se encargó a los levitas su custodia y la realización de las ofrendas y alabanzas diarias.

Hubo gran gozo en toda la ciudad, y, tras los holocaustos y las ofrendas de paz, el rey mandó repartir a todos, grandes y pequeños, hombres y mujeres, una torta de pan, otra de pasas y una buena porción de carne.

Ese día adoré al Eterno desde lo más profundo de mi corazón, por haberme permitido unirme a su pueblo, porque tenía la impresión de estar viviendo un acontecimiento único y especial. Me sentía muy feliz de haber sido rescatado de los ídolos, como oía cantar a los levitas en Yerushalaim:

“Cantad al Señor, toda la tierra;
proclamad de día en día las buenas nuevas de su salvación.
Contad su gloria entre las naciones,
sus maravillas entre todos los pueblos.
Porque grande es el Señor,
y muy digno de ser alabado;
temible es El también sobre todos los dioses.
Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos,
mas el Señor hizo los cielos.”


CAPÍTULO 20
LA EXPANSIÓN DEL REINO

Después de esto, en los siguientes años, nuestro Elohim nos dio la victoria en todas las batallas que libramos. David sometió definitivamente a los filisteos, tomando Gat, y sus aldeas. Si alguien nos lo hubiera dicho cuando fuimos allí huyendo de Saúl y tuvimos que estar sometidos a su rey, mientras habitamos en Siclag, lo hubiéramos tomado por loco. Realmente, el poderío militar del ejército hebreo había aumentado sobremanera, pero era evidente que había una fuerza superior, un destino que nos guiaba.

Los moabitas, los edomitas, los arameos vinieron a ser siervos de David quien puso guarniciones en diversos sitios.

Me viene la imagen del rey David, en primera línea, arengando a las tropas, con una brillante Menorah grabada en su escudo y la pesada espada de Goliat en su diestra, allá en el valle de la sal, donde dieciocho mil guerreros edomitas se encontraban dispuestos a combatir contra nosotros, hasta las últimas consecuencias.

Teníamos a nuestra izquierda al mar salado, donde ya se reflejaban los primeros rayos de sol, y a la derecha esas extrañas colinas de sal, que algunos dicen, son las antiguas casas de Sodoma. Joab había diseñado una estrategia envolvente, dividiendo al ejército en dos, y dejando a los arqueros en medio. Sin embargo, el rey tomó el mando, Abisai, Eliam, Ahitofel, y muchos de los oficiales lo seguimos en vanguardia y atacamos en forma de cuña, por todo el centro de la formación edomita.

Hacía tiempo que no veía al Rey así, como al principio, al frente del ejército, es como si se sintiera invencible cuando tomaba la iniciativa de esa forma. Y el Eterno nos concedió una victoria aplastante.

Después de las campañas regresábamos a Yerushalaim, que cada vez estaba más hermosa. El rey la embellecía, conforme las riquezas y los tributos de nuestras conquistas, se iban acumulando. Dicen que está almacenando mucho material, porque quiere hacer un templo a Yahweh y traer los elementos del tabernáculo a él.

El rey ha ordenado a los levitas que renueven con fuerza el interés del pueblo por las antiguas Fiestas Solemnes, que hace mucho, no se celebran adecuadamente. Además, se ha establecido a Yerushalaim como el lugar donde se deben celebrar las tres más importantes.

Y, como no podía ser de otra manera, en nuestra comunidad familiar, las celebramos con gozo. El primer mes celebramos pesaj, y me encanta escuchar a Ahitofel contarle a los niños el relato del Éxodo. La ciudad se llena de peregrinos venidos de todas partes, cada año en más número. Lo mismo pasa en shavuot cuando damos gracias por la cosecha del trigo. Pero, sin duda, la que más me gusta a mí es la de Sukot, cuando construimos cabañas en los terrados y en el patio y las adornamos de frutos y hojas de palmeras y sauces. Es la fiesta más alegre de todas, son días de solidaridad con los pobres y extranjeros a los que invitamos a las celebraciones en las enramadas.

El rey vive con intensidad las fiestas que poco a poco se vuelven a celebrar adecuadamente, incluso ha compuesto algunos cantos hermosos, como uno que compuso, al observar las laderas de Yerushalaim llenas de peregrinos, el salmo dice:
“Mirad cuán bueno y cuán agradable es
que los hermanos habiten juntos en armonía.
Es como el óleo precioso sobre la cabeza,
el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón,
que desciende hasta el borde de sus vestiduras.
Es como el rocío de Hermón,
que desciende sobre los montes de Sion;
porque allí mandó el Señor la bendición,
la vida para siempre.”

Y así, entre batallas y celebraciones, transcurrieron los años.

Betsabé tenía treinta y cinco años y aún no había traído descendencia, por lo cual ya empezaba a perder la esperanza de tener hijos. Sin embargo yo la animaba y le recordaba la historia de las mujeres de los patriarcas, que pasaron por la misma prueba, y al final nuestro Adonai les dio hijos, y que yo tenía la impresión de que tendríamos un vástago, que sería grande entre su pueblo y serviría al Eterno. Ella me insistía en que tuviera más mujeres que me pudieran dar descendencia pero yo le di mi palabra de que jamás tendría otra mujer.

Betsabé me conoce bien, sabe mis defectos, que soy terco como una mula, pero también sabe que mi palabra tiene más valor que cualquier contrato, y que nunca tomaré otra esposa. Me entristezco por ella, es tan hermosa… siempre tengo la sensación de no merecerla.


CAPÍTULO 21
RABÁ


Después de todos estos recuerdos, entre ensoñaciones, vuelvo a recobrar totalmente la conciencia, me cuesta cada vez más respirar y siento bastante angustia, miro al imponente cielo azul, tendido en el suelo, cerca de la ciudad sitiada, esperando la ayuda del Eterno. Clamo para que me asista, y de nuevo vienen a mi mente imágenes, esta vez, de los últimos sucesos de mi vida.

Todo empezó el año pasado. Murió el rey de Amón y mi señor envió unos emisarios para consolar y saludar al hijo de éste, Hanún que había sustituido a su padre como portador de la corona. Sin embargo, éste avergonzó a los emisarios, desconfiando de que no fueran espías, cortándoles media barba y la mitad de sus vestidos hasta las nalgas. Esto indignó grandemente al rey y mandó a Joab hacer campaña contra los amonitas.

Estos, contrataron mercenarios de una coalición de ciudades arameas, en gran número, pues superaban los treinta mil. Así que al marchar contra Rabá, la capital amonita, nos encontramos con dos frentes. Por un lado los amonitas se situaron frente a la ciudad, por otro, los mercenarios se colocaron en el campo, intentando atacar nuestra retaguardia.

Los arameos eran hombres valientes, contaban con armamento pesado con carros bien pertrechados y tenían gran experiencia en combate. Por ese motivo, Joab dividió nuestras fuerzas. Contra los arameos nos enfrentamos los más veteranos y experimentados, y contra los amonitas irían los demás, dirigidos por Abisai.

Fuimos nosotros los que primero entramos en combate, nos desviamos de la ruta de Rabá y atacamos con furia a los arameos que se vieron sorprendidos, pues ellos no se percataron de que dividimos nuestras fuerzas. Al encontrarlos descolocados fue una victoria relativamente rápida, pues huyeron al ver que no podrían contener nuestro ataque.

Al ver los amonitas que los mercenarios arameos habían huido, ellos también se retiraron y se atrincheraron en su ciudad. Tras lo cual Joab mandó regresar a Yerushalaim.

Sin embargo, esta derrota tocó la moral de un pueblo orgulloso como era el arameo y, de nuevo, una coalición de sus ciudades, más numerosa aún que la primera, se reunió bajo las órdenes de Hadad-ezer, rey de Soba, colocándose en orden de batalla ante Israel.

En esta ocasión fue el mismo rey David quien nos dirigió, y esta vez si hubo un tremendo y reñido combate. Los carros de combate llevaron el peso de la batalla tanto de un bando, como del otro.

Creo que fue la batalla más triste para mí, la batalla en la que despedí a mi amigo, a mi hermano, Ahimelec.

Normalmente, comandábamos batallones de infantería, pero debido a nuestra larga experiencia en guerras de todo tipo, también nos manejábamos en carros de combate. Y en esta ocasión se decidió que fuésemos en uno de ellos, a la cabeza de un grupo de cincuenta carros. Ahimelec iba de arquero, yo llevaba el escudo y las jabalinas y un joven y ágil auriga, conducía.

La cosa iba bien para nosotros, yo aún seguía sorprendiéndome de la puntería de Ahimelec, perdí la cuenta de los enemigos que abatió, sin embargo, una flecha perdida impactó en la nuca de nuestro joven auriga, quien cayó fulminado, con las bridas en la mano, lo cual provocó que uno de los caballos tropezara, volcando el carro de manera violenta.

El combate era recio en esos momentos, yo quedé conmocionado por un instante, y al ponerme de pie, se me partió el alma al ver como un arameo se disponía a atravesar, con su espada, a mi amigo. Intenté reaccionar lo más rápido que pude, cogí una de las jabalinas que había caído junto a mí y la lancé con todas mis fuerzas. Di de lleno en el blanco, pues la jabalina entró por la espalda del arameo atravesándolo, pero no fui lo suficientemente rápido. No pude impedir que éste lo hiriera de muerte.

Cuando llegué hasta él, aún estaba con vida.

-¡Ahimelec, hermano, aguanta, saldrás de esta!- le gritaba –¡no es la primera vez que nos hieren!- le dije mientras intentaba taponar la herida que tenía en el abdomen que no paraba de sangrar a borbotones.

-Esta vez no, hermano… yo me quedo aquí- me dijo con dificultad.

-¡No! ¡tú nunca te rindes!, te llevaré a cuestas…-intentaba cogerlo cuando levantó su mano, indicándome que me callara, sabiendo que no podría hablar mucho más.

-¡Cuida de Sara y de mis hijos, al menos hasta que Elí (así se llamaba el mayor que tenía unos dieciocho años) pueda hacerse cargo de ellos!- me dijo apretando con fuerza mi mano.

-¡Sabes que lo haré hermano, te lo prometo!- le dije, con lágrimas en los ojos. Necesitaba escuchar esas palabras de mi boca, y al oírlas, expiró.

-Señor, recibe a tu siervo en tu gloria, ha luchado con valentía y honor por ti- oré mientras mis soldados me apartaron, arrastrándome prácticamente, para sacarme de allí.

La batalla continuó y el Señor de los Ejércitos, le dio a David una de las más importantes victorias, pues a partir de este enfrentamiento, los arameos firmaron la paz, sirviendo a nuestro rey, no volviendo a ayudar nunca a los hijos de Amón.

Al terminar la batalla, busqué el cuerpo de mi amigo, lo amortajé lo mejor que pude, y al llegar a la primera ciudad en tierra de Israel, compré un sepulcro nuevo y allí lo enterramos.

Lo que no podía imaginar es que apenas tendría un año para cumplir la promesa que le hice a mi amigo, ocupándome de su casa.

Pues el enfrentamiento con Amón no había terminado, y al año siguiente, al comienzo de la primavera, cuando los reyes salen a la guerra, se nos llamó a filas para ir a luchar contra ellos, en lo que para mí sería…




CAPÍTULO 22
LA ÚLTIMA BATALLA

Me extrañó que el rey no nos acompañara, pues aunque ya tenía cincuenta años, aún estaba muy fuerte y casi siempre venía al frente en las campañas importantes, y ésta lo era, pues había que terminar lo que con tanto esfuerzo, se empezó a ganar el año anterior.

De hecho, el Arca nos acompañaba en esta ocasión, la imagen de los levitas portándola, cuando bajábamos por una ladera de Yerushalaim, la tengo grabada a fuego; la ladera estaba totalmente cubierta de una fina yerba verde, salpicada por cientos de anémonas rojas, los levitas iban con sus vestiduras de lino blanco resplandecientes y el Arca brillaba fuertemente, al recibir el reflejo de los rayos del sol.

Los sacerdotes bendijeron a la tropa, y muchos, los que amamos la ley del Eterno, hicimos votos de pureza y castidad, mientras durara esta campaña.

En el ejército nos dividíamos en grupos de mil, guiados por un comandante, a estos batallones les poníamos nombre, el nuestro se llamaba “el escuadrón de Jonatán”, en recuerdo de aquél valiente guerrero amigo del rey. Después, dentro de cada grupo de mil, los oficiales dirigíamos a cincuenta soldados.

Yo llevaba años con mi grupo, de vez en cuando algún veterano caía en combate o se retiraba por edad o pérdida de facultades y era sustituido por un novato, al que poco a poco le íbamos enseñando, ocupando primeramente las posiciones de retaguardia, y tomando más responsabilidad con el paso del tiempo.

Esta vez faltaba un valiente en el escuadrón de Jonatán, un jefe de cincuenta como pocos ha habido, mi amigo, mi hermano Ahimelec, no pensaba que pronto me iba a reunir con él.

Al llegar a Amón se produjeron las primeras escaramuzas, e inflingimos numerosas bajas entre sus filas rápidamente, por lo que se replegaron a su capital Rabá, protegida por altas y fuertes murallas, y se dispusieron a resistir el sitio.

Se esperaba una contienda larga, pues poseían fuentes de aguas y se habían preparado con víveres, conocedores de que iríamos contra ellos. Además tenían entre sus filas, guerreros bien entrenados, que hacían rápidas salidas de la ciudad para hostigar a nuestras tropas.

Tras una de esas escaramuzas, al llegar al campamento, un mensajero de Joab, mi general, me dijo que me presentase inmediatamente ante él. Me extrañó que me mandaran presentar directamente ante él, y no ante el comandante de mi escuadrón.

Cuando llegué a su tienda, me dio la diestra en señal de compañerismo, pues le conocía desde el principio, desde la cueva de Adulam. Es un hombre valiente y un gran estratega, este Joab, pero, en mi opinión, algunas veces es demasiado duro incluso para estos tiempos de guerra.

-Esto viene de arriba, Urías- me dijo señalándome que recibía órdenes.

-El rey ordena de que se le informe del desarrollo de la guerra, y quiere que vayas tú, coge a varios de tus hombres y parte hacia Yerushalaim- me indicó.

-A sus órdenes mi general, partiremos lo antes posible- contesté, intentando disimular mi extrañeza por el asunto, pues había mensajeros en nuestro ejército, gente ligera, entrenada para llevar y traer noticias del frente. Además, mi grupo tenía asignada una zona determinada del asedio, que ahora debería de reorganizarse.

Pero, como siempre he hecho, obedecí las órdenes y emprendimos el viaje. Cuando llegamos, entramos en los aposentos de la guarnición de palacio, para asearnos y cambiar nuestros vestidos, y me dirigí hacia las dependencias reales, donde el rey me esperaba.

Cuando lo vi, lo salude con la reverencia habitual, pero él apretando su diestra sobre la mía, y poniendo su mano izquierda en mi hombro, me dijo:

-Esto sobra entre nosotros, compañero, ¿qué tal? ¿cómo va el sitio de Rabá? ¿está alta la moral de los hombres? ¿necesitará más refuerzos Joab?- me preguntaba repetidamente, de una forma un poco precipitada o nerviosa.

Le dije que las operaciones iban bien, que deberíamos tener paciencia, que no creía fuera necesario enviar más refuerzos… Pero notaba algo extraño en él. No me miraba a los ojos, parecía como si no me prestara atención, movía la cabeza para los lados, es como si estuviera incómodo por algo, no sé, quizás se había arrepentido de no ir al frente, pensé.

Pero, la realidad, es que aunque hacía tiempo que no estaba con él personalmente, no era la misma persona segura, firme y alegre de siempre. De hecho, mi informe duró apenas unos minutos, y ni siquiera había terminado de hablar, cuando me dijo:

-Es suficiente Urías, desciende a tu casa, relájate, descansa y atiende a tu mujer, mañana continuaremos- me dijo dirigiendo su mirada al exterior, a través de una de las grandes ventanas de la habitación donde nos encontrábamos.

Nuevamente, me extrañó que me dijera que atendiera a mi mujer, no es que no tuviera ganas de estar con ella, todo lo contrario, pero pienso que él sabía que cuando el Arca venía con nosotros, yo hacía votos de pureza y castidad. Pero no le respondí nada, sino que me marché a los aposentos de la tropa de palacio.

Cuando me dirigía hacia ellos, uno de los siervos del rey, al que yo conocía desde hace tiempo, me entregó un regalo de su parte, diciéndome:

-Urías, esta daga es un regalo que el rey ha querido hacerte- me dijo, entregándome la segunda daga que me regalaban en mi vida. Esta era mucho más hermosa que la de mi padre, que aún llevaba siempre conmigo, pero demasiado fina para el combate, tenía piedras preciosas incrustadas en la empuñadura, por lo que le dije a Uza -que así se llama el siervo del rey-, que hiciera el favor de mandársela a mi mujer, ella sabría donde ponerla en casa.

-No hay problema Urías, pero…¿por qué no vas a tu casa?... debes hacerlo…- me indicó como queriendo decirme algo que no se atrevía a expresar.

-¡Pero qué interés tiene todo el mundo en que descienda a mi casa!, he hecho voto, Uza, no bajaré- le contesté de forma un poco cortante, pues estaba cansado, más que nadie quería ver a Betsabé, pero no rompería mi voto.

Dormí profundamente esa noche, estaba cansado del viaje, tanto es así que, tuvieron que despertarme.

-¡Urías, despierta, el rey te llama!- me indicó Uza.

Pensé que querría conocer algún detalle más, o que nos despediría ya hacia el frente. Sin embargo, al presentarme ante él, me dijo un poco enfadado:

-¿No te dije que descendieras a tu casa?, ¿por qué has dormido con la tropa?- me indicó con tono de frustración.

No entendía bien, por qué este interés del rey, sería por cortesía, pensé. Sin embargo, ya estaba un poco cansado de que me pusieran más y más trabas para que no pudiera cumplir mi voto, y le hablé claramente:

-Mi señor, el Arca está en tiendas, tus siervos duermen en el campamento, o al raso, llevamos varios días sufriendo ese desagradable y seco viento del este, que enturbia las mentes. Mi rey conoce perfectamente de lo que le hablo, y además y lo más importante he hecho voto, al salir en campaña. ¿Por qué me insiste el Rey?- respondí, alzando la voz quizás un poco más de lo adecuado, para el lugar donde estaba.

Noté como mis palabras, penetraron en el corazón del rey, como si de puñales se trataran, pues él sabía perfectamente de lo que estaba hablando, ya que, al principio de todo, habíamos pasado juntos por todo tipo de dificultades; durmiendo al raso alrededor de una hoguera, sufriendo las inclemencias del tiempo; el calor abrasador unas veces, el frío que te hiela los huesos otras…

Al escuchar mis palabras, el rey no me insistió ni me recriminó nada más, tan sólo me pidió que me quedara otro día más con él, y que comiera a su mesa antes de partir al día siguiente.

El banquete en palacio fue impresionante, nunca había comido tanto, ni bebido tanto vino de gran calidad. Demasiado vino para un solo día, casi no me podía mantener en pie, menos mal que Uza me acompañó, diciéndome:

-Quieren que te lleve a tu casa, pero como sé de más que no hay nadie más testarudo que tú, te acompaño a los barracones- y allí volví a pasar la noche.

Por la mañana nos preparamos para partir al frente, y el rey me entregó una carta sellada con el sello real, para que se la entregara a mi general.

-Confío en tu discreción- me dijo.

-Mi señor me conoce bien, y sabe que cuenta con ella- le respondí, y emprendimos el viaje.

Apenas habíamos cabalgado unos metros fuera de palacio, cuando escuché la voz más agradable de todas, para mí, la voz de mi esposa:

-¡Urías espera!- me gritó mientras corría hacia nosotros.

-¡Por favor, cuídate!- me dijo mientras me abrazaba y mojaba mi cuello con sus lágrimas.

-Tranquila mujer, no es la primera batalla que libro, ni será la última, confía, ¿por qué estás así?- le dije al oído mientras permanecíamos abrazados.

Entonces, me dijo:

-Nunca te he merecido, Urías, perdóname, eres mucho mejor que yo- me dijo con tristeza.

-No me digas eso esposa mía, me has hecho siempre el hombre más feliz sobre la tierra, y sabes que precisamente lo contrario a lo que dices, es lo que yo siento, que he sido muy afortunado al tenerte- y dándole un beso la despedí. En ese momento no se me ocurrió pensar que sería el último beso que le daría.

No obstante todo era muy extraño, la manera de hablar del rey, el comportamiento de Uza, las lágrimas de mi mujer… para colmo, cuando llegamos al campamento y entregué el mensaje a Joab, noté como cambió la expresión de su rostro al leerlo para sí, y cómo a continuación, me asignó otra unidad, una unidad de hombres de los que yo no tenía muy buen concepto… un día extraño este, pensé.